En Verano solemos ir de paseo por el monte
y también aprovechamos el tiempo para hacer ejercicio. Y eso esta genial, sin embargo, ya sea porque no
calentamos bien o porque nos excedemos la práctica de ejercicio a veces
nuestros músculos se resienten. En otras ocasiones simplemente puede que
tengamos accidentes y suframos algunas lesiones, entre ellas, son frecuentes los calambres
y las contracturas musculares. Las consecuencias suelen ser dolor, inflamación y fatiga
excesiva de la fibra por lo que se ve disminuida su capacidad de relajación.
Cuando sucede debemos tomar una serie de precauciones:
-Lo esencial es prevenir sobre todo
logrando un buen calentamiento y un mayor grado de flexibilidad muscular.
-El masaje, siempre mejor por un
profesional mejora el aumento de flujo sanguíneo logrando así una relajación de
los músculos y una menor tensión en ellos. El calor local genera un alivio y
relaja la zona afectada.
-El agua también calma al músculo, sobre
todo tras una contracción aguda.
-Por su puesto un anti-inflamatorio o un gel
frío calor, y todo hay que decirlo, el Aloe Vera es un perfecto calmante para aliviar
la contracción.